24/06
La noche fue muy ventosa. Se movía la Etxetxo y estábamos preocupados por cómo estaría el tiempo al día siguiente. Dos turistas tuvieron que recoger la tienda instalada sobre su coche.
Amaneció con llovizna pero empezó a levantar.
Descubrimos los servicios de WC al ver a un chico que salía con una toalla y estaban muy limpios.
Hicimos un plan pero en el camino lo cambiamos para visitar Klaksvik, la ciudad pesquera por excelencia en las Feroe. Había que cruzar el túnel de pago (100KR= 13,4€) y como no era muy caro decidimos conocer del norte de las Feroe. Este túnel está bajo el mar.
Era domingo y la oficina de turismo estaba cerrada. No sólo eso, no se veía a nadie en la calle. Algún que otro coche. Es la ciudad más grande después de la capital Torshavn.
Nos dirigimos a la iglesia pues en el libro de las Feroe hablaba de ella y de su interior con un fresco de la última cena que ocupa todo el frente de la iglesia y que hubo de ser reparado porque por alguna causa tenía sal. Había en el techo de la iglesia una txalupa antigua que utilizaba en su tiempo el fraile del lugar.
Como era domingo había gente y una chica les hablaba (leyendo desde el altar). Parecía un discurso. La mayoría era gente mayor. No había niños ni jóvenes. Todos trajeados. Por supuesto no pudimos hacer fotos. Ni se me ocurrió, ¡claro!
Salimos y dimos un paseo por las calles de las tiendas y bares pero todo estaba cerrado, menos un supermercado. Y este precioso gato guardián del supermercado.
En la calle había otra pareja como nosotros tratando de investigar más sobre la ciudad. Fuimos al puerto e hicimos una foto.
Volvimos al coche un poco desilusionados y nos aventuramos a ir por la carretera panorámica que llegaba a Múli, donde según la información el último habitante se fue en el 2008. La carretera era estrecha y de gravilla. Para llegar allí pasamos dos estrechos túneles de 3,1×2,8. ¡Ojo, si vais con autocaravana! Vimos que una autocaravana no había podido pasar. Nosotros nos sentimos muy contentos de poder aventurarnos con nuestra Etxetxo por su buen tamaño.
La carretera es bonita no por su paisaje en si, si no por el paisaje de la isla que tiene enfrente y los dos pueblos situados uno frente al otro y unidos por una estrecha parte de tierra, que no sabemos si es natural o ganada al mar. El nombre de esa parte de mar no termina en «fjordur», con lo cual pensamos que no es un fiordo. Hacía sol y eso ayuda mucho a que todavía te guste más el paisaje.
Habían unas casitas al final del camino y que conformaban el pueblo de Múli. Una de ellas parecía renovada recientemente. Con lo cual pensamos que alguien vive allí ahora. Una pareja de Paris muy simpática estaban también allí.
La isla donde está situada Múli es Bordoy, la misma que, Klaksvik y la que veíamos enfrente Vidoy y el pueblo Vidareidi.
Eran las 2 pm. y teníamos que empezar la vuelta hacia Tórshavn para coger el ferry y en almorzar en algún sitio.
Decidimos pasar los túneles primero ya que es un poco más tenso cuando vas de vuelta pues tienes que meterte en los descansos señaladas con la letra «M» para dejar pasar a los vienen de frente, (al ser solos de una vía). En uno de ellos tuvimos que dar marcha atrás al comienzo del túnel. Un poco engorroso.
Pasamos los túneles, incluso el que va bajo el mar (llama la atención el colorido impactante de sus luces) y llegamos a Leivik para almorzar en el parking del puerto.
En el camino de vuelta el tiempo estaba cambiante. Hicimos unas fotos y nos aventuramos a ir a Saksun a pesar de la niebla que se vislumbraba en el camino. Es un camino bonito donde baja el río al mar y hay muchas cascadas muy bonitas. En el comienzo del camino se encuentra Hvalvik, un pueblo muy bonito importunado por el paso por el medio de los coches para llegar a Saksun. A este pueblo pensábamos ir paseando, haciendo senderismo, desde Vestmanna, como recomendaban en el libro. Menos mal que no lo hicimos pues siempre hay niebla por arriba y corren muchas cascadas.
Cuando llegamos a Saksun había un pescador. Fue una pena que terminara en ese momento porque aparte de sacarle una foto me habría gustado ver cómo pescaba.
Subimos al parking, un kilómetro más arriba y vimos un paisaje precioso. El fiordo, una pequeña iglesia blanca y un caserío muy antiguo. y, frente a ellos una hermosa cascada.
¡Claro que merecía la pena esa larga carretera! ( que luego haríamos de vuelta , pero con un diferente paisaje, como suele ocurrir).
El propietario del caserío debe ser un poco gruñón según nos contó la señora de la oficina turística de Vestmanna. No le vimos. Pero no es de extrañar que viviendo en un paraíso, como éste, te importunen los turistas. Además han puesto los WC frente a su casa.
De allí ya directamente al Ferry. Hay una carretera panorámica para volver a Tórshvan, la primera a la que Google nos intentó llevar el primer día y no cogimos pues estaba el camino muy nublado. Por supuesto no hay foto.
Como en ese momento el tiempo estaba estable decidimos aventurarnos de nuevo. Y no vimos NADA! La altura era cercana a 8oom y toda la carretera y durante todo el camino hubo niebla. ¡Horror, JA JA JA!
Tórshavn también estaba horrible. Niebla, lluvia… Vamos, ¡una tremenda despedida!
Nos fuimos al centro comercial después de llenar el tanque con gasoil, bastante barato (8,5 KR/l). Allí tomamos un café y usamos el wifi para escribir wassaps y leer los recibidos. Y, por supuesto, cargar la tarjeta Revolut.
Fuimos al ferry sobre las 8 pm. y aún nos quedaban un par de horas para el embarque. Cenamos y preparamos las mochilas para el ferry.
Aún estuvimos esperando hasta la 1 am. para entrar. Llovía. Como estábamos en primera fila nos entretuvimos con el paisaje y los moteros. Al final, embarcamos casi los últimos. No sabemos por qué.
Cuando llegué a mi cabina tres señoras ya estaban durmiendo. Me costó dormirme pues una de ellas roncaba mucho. Sentí cuando salía el barco del puerto y temía que se moviera mucho por el mal tiempo, pero afortunadamente conseguí dormir.
Si tenéis oportunidad de visitar estas islas no dejarla escapar. ¡Merece la pena!